El concepto de la economía circular se cuela en la industria del calzado gracias a materiales tan comunes y abundantes como los posos de café, las pieles de setas y las hojas de piña para crear zapatos ecológicos y sostenibles. Estas materias primas, que hasta ahora se habían convertido en miles y miles de toneladas de residuos, pueden tener una segunda vida (y una tercera, y una cuarta…), gracias al desarrollo de la investigación, que combina nuevas tecnologías con materiales tradicionales para redescubrir nuevos usos.
La demanda de productos obtenidos mediante el reciclaje de residuos está en auge y, por ello, las empresas del sector del calzado se han sumado a la ecoinnovación para convertir estos recursos en materiales de alto valor. Estos son algunos de los que se pueden encontrar en las etiquetas de esta nueva tendencia.
Posos de café
Un grupo de investigadores del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja (CTCR) están desarrollando un proyecto que estudia las propiedades aromáticas y antimicrobianas de los posos del café para crear suelas y entresuelas de zapatos. Además de ser más «económicos», según ha destacado el gerente del proyecto, Javier Oñate, son «saludables», pues los gránulos de café integrados en el material «retrasan» la aparición de microorganismos, que se suelen generar por el vapor de agua que crea el propio pie.
Sin embargo, no sólo son buenos para el bolsillo y la salud del consumidor, sino también para el planeta. Europa es el principal consumidor de café y la principal fuente de generación de residuos; y en España cada adulto consume una media de 2-3 tazas al día, lo que supone un total de 170.000 toneladas de café anuales. Estos nuevos zapatos ahorrarían «una cantidad considerable» de restos de café, evitando que se acumule en los vertederos.
Foto: Cientìficos investigando las propiedades del cafè
Pieles de setas
Otro material en auge para la fabricación de zapatos sostenibles es el muskin, que se extrae de la parte superior de las setas y se procesa de una manera muy similar a la del cuero animal, pero sin el uso de productos químicos, con mucha menos agua y energía y ahorrando el sufrimiento de estos seres.
La empresa Grado Zero Espace, quienes comercializan actualmente con este material, destaca que «la ausencia de sustancias químicas hace que el material no sea tóxico y, por lo tanto, ideal para la fabricación de piezas que entran en contacto directo con la piel». Además, al igual que el café, los científicos han identificado que el muskin no promueve el crecimiento de bacterias y que tiene una gran capacidad para absorber la humedad.
Hojas de piña
El tallo y las hojas de las piñas también pueden estar presentes en las cubiertas de los zapatos, y bien lo sabe la española Carmen Hinojosa, que no sólo crea calzado, sino también bolsos, accesorios, artículos para el hogar e incluso para el coche con piel vegetal conseguida a partir de esta fruta. Entre las principales ventajas de esta materia destacan que es ligero pero fuerte y flexible, y que su producción no requiere agua, además de que la biomasa que sobra se puede utilizar como fertilizante.
Según datos de Piñatex, la empresa que comercializa estas fibras, trece millones de toneladas de hojas de piña se desechan al año en todo el mundo. Para obtener un metro cuadrado de esta tapicería se necesitan unas 480 hojas de fibra de piña, que de otro modo serían quemadas por los agricultores. De esta manera, se evita que se emita una enorme cantidad de gases del efecto invernadero a la atmósfera.
Chicles y botellas de plástico
Estos son sólo algunos de los miles de materiales naturales tradicionales a los que la tecnología ‘da la vuelta’ para buscarles un nuevo uso. Sin embargo, existen también residuos sintéticos como los chicles o las botellas de plástico que pueden llegar a formar parte de los zapatos. Convertir en materiales de calidad lo que otros ven como basura es la filosofía que llevan a cabo los empresarios, científicos e investigadores que buscan crear del mundo un lugar mejor.
Fuente: Crònica Global /Indumentariaonline