Lo principal inicialmente es la selección del tejido y la confección de la Ropa Hospitalaria una vez cumplida con esta selección deben clasificarse según el tipo e intensidad de suciedad y el tipo de fibra, Lo habitual en este tipo de ropa es la mezcla poliéster/Algodón. Por lo cual es de suma importancia tener en cuenta las limitaciones de las variables que intervienen en el proceso, a fin de ajustarlas y lograr el equilibrio para obtener la higiene, el saneamiento y el confort de las prendas.
La primera que vamos a considerar en este caso es la carga de la máquina y el volumen de agua, las dos condicionan la acción mecánica, o sea la fricción entre las fibras y el trabajo de impulsión y expulsión de la solución de lavado por entre las mismas, el coeficiente adecuado lo brinda cada fabricante de maquinas o está a disposición para su consulta, dado que dependerá del tipo de fibra y del tipo de máquina y debemos hacer el cálculo adecuado, en resumen y para graficar la situación si nos excedemos la ropa gira prácticamente en conjunto con el tambor y no existe la imprescindible acción mencionada produciendo un lavado deficiente, como así también ocurre cuando las prendas flotan y no friccionan entre sí.
La segunda que vamos a considerar es la dosis del producto adecuado, aquí no puedo hacer referencias específicas por la variedad de productos existentes en el mercado, pero si puedo definir lo siguiente, naturalmente el tipo de suciedad que vamos a tratar en esta especialidad está compuesta por: Hemoglobina, Proteínas típica presente en la sangre. Lípidos y grasas naturales, residuos medicamentosos con color o sin color que pueden tener acción reductora u oxidante y seguramente cargas bacteriológicas importantes y en algunos casos con patógenos peligrosos.
En este caso los productos deberán tener la capacidad de crenar las proteínas, saponificar las grasas, dispersar en solución los residuos combinados ya químicamente y sostener los que solo son removibles por medios físicos con la acción de humectación y detergencia que se traduce en la rotura de la tensión superficial del agua e interfacial de los medios y las fibras para eliminar la suciedad definitivamente de los tejidos y por último la acción Bactericida en productos que actúan como biocidas con agentes de amplio espectro y baja acción residual combinados con los selectivos con grados considerables de residualidad.
La tercera: La temperatura es en este procedimiento fundamental no debe ser menor a 80 ºC, pero deberemos tener cuidado en asegurarnos que los productos que empleamos toleren estas temperaturas por muchos de los principios activos habituales pueden desnaturalizarse y tratar de no superarlo.
La cuarta: es el método de lavado, en resumen, las etapas a las que voy a someter a la carga, la secuencia, los pre-enjuagues y enjuagues, el tiempo y los productos que empleare en cada una de ellas donde la temperatura juega en rol fundamental, por ejemplo las prendas con alto contenido de sangre deben trabajarse inicialmente en los pre-enjuagues a temperatura ambiente para no fijar el hierro contenido en la sangre. Y los productos y las dosis en cada una.
La quinta: Es tener claro que primero lavo y luego saneo y blanqueo, habitualmente los sanitizantes se agotan en materia orgánica y si los hago actuar sobre ropa sucia no se nunca cuanto activo quedo para sanear y se consumió ante la materia orgánica presente (suciedad residual) peptizando proteínas y/0 agotándose en residuos grasos.
Fundamentalmente conciencia para darnos cuentas que estamos ante una combinación de variables donde el profesionalismo no se puede evitar.
Cuidar el agua es vital, en nuestros procesos, se emplea como la materia prima de mayor volumen, por ende la cantidad utilizada es Importante. Debemos concientizarnos en el tratamiento y la recuperación de la misma.
Para empezar, debemos considerar el inicio del proceso, en todos los casos cualquiera sea el rubro la experiencia indica, que la conservación de la calidad solo es posible si atendemos correctamente el comienza como comúnmente se dice “muy poco es lo que podemos hacer con la calidad de la leche si no cuidamos de la vaca”.
El comienzo de nuestro proceso se sitúa en la recolección y clasificación de las prendas, las mismas deben retirarse de las habitaciones evitando la generación de pululación de partículas y microorganismos por desplazamiento de aire en movimientos bruscos de sabanas, colchas, almohadas toallas.
La importancia de colocar debidamente las prendas en los recipientes asignados según el tipo de fibra, suciedad, característica de los residuos a eliminar, que bien pueden ser de áreas conflictivas, como los sectores donde albergan enfermos con noxas infectocontagiosas.
Observando con detenimiento esta tarea es donde notaremos que al mismo tiempo de recoger las prendas si ponemos la atención debida y observamos los requerimientos necesarios también las estamos clasificando, donde solo queda el ingreso a la máquina lavadora para efectuar el proceso de lavado correcto.
Clasificando en esta etapa evitamos sobre-tiempos, generar sectores de riesgo innecesarios, exponer al personal sin la idoneidad necesaria a la pesca de las prendas, para armar un lavado, con un montículo de ropa sucia.
Eficientizando, la contabilización de las prendas por sectores, dado que los recipientes deben estar preparados para volcarse a la máquina lavadora sin desembarazarse previamente.
Luego debemos tener en cuenta, el traslado, El transporte de ropa sucia no debe cruzarse con el de ropa limpia, las bolsas de ropa deberán estar herméticamente cerradas y rotuladas, los carros de ropa sucia no deberán ser empleados para ropa limpia. La ropa sucia deberá ingresar al área de lavado por el sector referente (área sucia) para llevar a cabo el proceso.
El personal también deberá estar debidamente protegido y en el proceso no deberá tomar contacto con todo lo que tenga que ver con el área limpia.
En el caso de completar el circuito del proceso con transportes externos, por ejemplo, si debemos trasladar la ropa a un lavadero que presta el servicio de lavado fuera de la institución, también deberemos considerar que el transporte externo de ropa sucia no deberá ser el mismo que el de ropa limpia, y los diagramas de traslado interno deberán determinarse por caminos diferentes.
Hasta aquí hemos hablado de evitar la re-contaminación de la ropa limpia y aséptica, la prevención de generar contaminación cruzada en las instituciones, no solo ropa-ropa, sino también ropa-huésped, ropa-personal.
Fuente: Lic. Daniel Nielsen –Revista Multiservicios